Desde aquel sabado cuando te vi, no pude dejar de pensar en ti.
Ibas despeinado, los pantalones rotos y la cara sucia.
Tu cara no denotaba tristeza, solo caminabas como un dia mas de tu existencia.
Esperaste la cola pacientemente, a que te sirvieran el caliente atol.
Bajaba la niebla de las montañas,
no habia frio, pero sin sueter, algun escalofrio, seguro recorria tu cuerpo.
O talvez no, tal vez ya estas tan acostumbrado, que el frio era la menor de tus penas.
Fuiste a la banca del parque, cuando tu atol ya te habian dado;
con una sonrisa agarraste al joven-niño que estaba a la par tuya,
y le compartiste de tu caliente bebida.
Talvez no era lo suficiente para calentar el cuerpo durante toda la noche,
pero si para calentar un poco el alma.
El joven que tenias en tus brazos, no tenia extremidades inferiores;
creo que las superiores estaban amputadas.
Él te sonreia cada vez que le dabas pacientemente un sorbo de tu bebida.
La bebida se le caia por los labios, pero tu, con tus andrajos le limpiabas la cara.
No se cuantos dias tendrian de suciedad tus sucias ropas,
ni cuanto te costo ganar los Q2.50 del atol de elote que compartias...
Tenias en una manta a tu joven - niño, se te escurria por las piernas,
pero lo volvias a sostener para que no se te cayera.
Dabas un sorbo, le dabas otro sorbo a el.
El joven-niño sonreia, a pesar que todos pasaban indiferente a la par tuya.
Para él, era importante que no lo abandonaras, y mucho menos lo regañaras,
por no saber beber o aprovechar la escasa comida.
Me siento impotente por no haber hecho nada por ti, ni por él.
A pesar que no me lo pediste, tenia miedo y duda. Pero no es una excusa , ni esto una disculpa.
No puedo dejar de pensar en ti...
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