Son las 4:00 de la tarde y salgo de clases. El ambiente es cálido; tan adecuado como para tomar una siesta a la sombra de un frondoso árbol. Camino por la facultad, no miro a ningún conocido con quien platicar. Me siento en una banca, para la fatiga satisfacer, el clima es ideal: tan tibio que comienzo a imaginar. Saco un libro y me pongo a leer. Pronto me aburro y me mudo de lugar; camino hacia biblioteca central. Mi objetivo era subir al quinto nivel pero al entrar miro que han re modelado el lugar; así que me quedo en la primera mesa, en el primer nivel.
Me acomodo, saco el mismo libro, comienzo a leer; nuevamente me aburro, pero esta vez es por ver tanta gente pasar,no me puedo concentrar.
Es por eso que inicio esta historia para narrar una tarde de enero en biblioteca central, si esa que esta en la USAC.
Un chico atractivo pasa, mi atención capta; lo recuerdo bien, ya lo había visto cuando entré a la universidad. Ha cambiado un poco, se ha dejado crecer bigote.
Pronto otra cosa capta mi atención, es el sonido de la maquinilla detectora de códigos, por si alguien ha sacado sin permiso algo que no debió. Observo a todos, es gracioso, todos miran para ver quien ha sido quien ha hurtado un libro. Al parecer son unas chicas, el policía grita que se detengan y que vuelvan a pasar, una de ellas se pone nerviosa. Entran de nuevo a la biblioteca y pasan lentamente por el detector; ha sido una falsa alarma, ninguna de ellas lleva algo que no le pertenece. A continuación todos siguen con normalidad: leyendo o estudiando, o al menos eso aparentan hacer.
Un adulto llega al área de computadoras, del cuál estoy bastante cerca, el iluso cree que hay internet. Se decepciona al querer ingresar al navegador web. Mira a todos lados, para cerciorarse que nadie ha visto que ha intentado entrar a internet, lentamente se aleja y sale.
A mi izquierda, dos amigas se cuentan su vida, al frente una persona se sostiene la cabeza, se quita los lentes, lee interesadamente, toma agua y se vuelve a poner los lentes.
El conjunto de emociones que se vive es singular y variado a la vez: personas que sonríen y se ríen, personas serias, otras con aspecto aburrido y otras tantas con indiferencia.
Veo hacia la ventana, las ramas se mecen. Dos personas están hablando por teléfono en el exterior. Una de ellas fuma y la otra simplemente calla. ¿Que tan importante será lo que comunican o lo que les hablan?
Sigo observando y hago un conteo de las personas que llevan audífonos. ¿Realmente escucharán lo que oyen?
Un policía manda mensajes por su teléfono celular, mientras el que está a la par suya mira distraído a su alrededor.
Hoy no pasó nada relevante, ni inquietante. ¿Serán todos los días igual?¿Cuantas historias podría contar si todos los días me sentara en el mismo lugar?
El mundo pasa, las personas entran y salen, es mi turno de ser como los demás. Camino entre la gente, es mi turno de salir, debo seguir mi camino. Salir de la biblioteca, la biblioteca central de la USAC.
Witchy Hxryn
Me acomodo, saco el mismo libro, comienzo a leer; nuevamente me aburro, pero esta vez es por ver tanta gente pasar,no me puedo concentrar.
Es por eso que inicio esta historia para narrar una tarde de enero en biblioteca central, si esa que esta en la USAC.
Un chico atractivo pasa, mi atención capta; lo recuerdo bien, ya lo había visto cuando entré a la universidad. Ha cambiado un poco, se ha dejado crecer bigote.
Pronto otra cosa capta mi atención, es el sonido de la maquinilla detectora de códigos, por si alguien ha sacado sin permiso algo que no debió. Observo a todos, es gracioso, todos miran para ver quien ha sido quien ha hurtado un libro. Al parecer son unas chicas, el policía grita que se detengan y que vuelvan a pasar, una de ellas se pone nerviosa. Entran de nuevo a la biblioteca y pasan lentamente por el detector; ha sido una falsa alarma, ninguna de ellas lleva algo que no le pertenece. A continuación todos siguen con normalidad: leyendo o estudiando, o al menos eso aparentan hacer.
Un adulto llega al área de computadoras, del cuál estoy bastante cerca, el iluso cree que hay internet. Se decepciona al querer ingresar al navegador web. Mira a todos lados, para cerciorarse que nadie ha visto que ha intentado entrar a internet, lentamente se aleja y sale.
A mi izquierda, dos amigas se cuentan su vida, al frente una persona se sostiene la cabeza, se quita los lentes, lee interesadamente, toma agua y se vuelve a poner los lentes.
El conjunto de emociones que se vive es singular y variado a la vez: personas que sonríen y se ríen, personas serias, otras con aspecto aburrido y otras tantas con indiferencia.
Veo hacia la ventana, las ramas se mecen. Dos personas están hablando por teléfono en el exterior. Una de ellas fuma y la otra simplemente calla. ¿Que tan importante será lo que comunican o lo que les hablan?
Sigo observando y hago un conteo de las personas que llevan audífonos. ¿Realmente escucharán lo que oyen?
Un policía manda mensajes por su teléfono celular, mientras el que está a la par suya mira distraído a su alrededor.
Hoy no pasó nada relevante, ni inquietante. ¿Serán todos los días igual?¿Cuantas historias podría contar si todos los días me sentara en el mismo lugar?
El mundo pasa, las personas entran y salen, es mi turno de ser como los demás. Camino entre la gente, es mi turno de salir, debo seguir mi camino. Salir de la biblioteca, la biblioteca central de la USAC.
Witchy Hxryn
