martes, 19 de diciembre de 2017

Un viaje a Austria - Dia 2 - PARTE 2

Despues de salir del mirador de la catedral, ella (la alemana) me comentó que tenía que ir a hacer unos mandados y que si queria nos juntabamos después. Yo le dije que me quedaría viendo la catedral y que me buscara ahi.

La catedral, impresionante. Al salir, un joven, si de los que estaban disfrazados, se me acercó. Era pelirojo y con una sonrisa me hablo en un idioma que no pude distinguir, al no contestarle rapidamente en ingles me dijo: looking for concerts? (buscando conciertos?)
Solo sonreí, y quería seguir caminando, pero el se puso enfrente y empezó a ofrecerme la diversidad de conciertos que se presentarían en la semana. Me recordó a los "jaladores" del puerto, que por mas que uno les dijera no gracias, ellos insisten.

Continué caminando, y seguía ofreciéndome conciertos, cuando dijo un conjunto de palabras, que posiblemente , era lo que yo queria escuhar: Opera, Arias, Mozart... Entonces, me preguntó en que idioma quería que me hablara. Y me comenzó a hablar en todos los idiomas, yo solo reía.

Al final de cuentas terminé comprándole un ticket para un concierto de 12 arias famosas de Mozart. Una vez, guardé el ticket, me comenzó a preguntar , que haria despues. No podía mas que reír.
Entonces le comenté que tenia varios planes. Insistió. Le propuse horarios y no nos poníamos de acuerdo, por lo que finalmente le dije, que nos juntáramos después del concierto. El mirándome con su sonrisa jovial y sus rizos pelirojos y bastante sonrojado, me preguntó? Pero enserio?
Entonces, riéndome le dije si. Confirmamos la hora , ya que me dijo que la presentación duraba 1.30 a 2 horas. Mi concierto era a las 7. Es decir, quedamos a la salida del lugar a las 9.00. Me explicó que el lugar estaba muy cerca, a dos cuadras de la catedrál. Mi amiga la alemana, me vio y fue a donde estaba, regañandome y haciendome caminar, hizo que nos fueramos. Yo,sonriendo y con un gesto de la mano me despedí de el, mientras me mi amiga me alejaba, aun alcancé a escuchar cuando me gritó : " a la salida, no se te olvide".


Mi amiga , me regañó, y me dijo que parecia turista, que los que estaban ahi , solo servian para engatusarlo a uno, que porque habia comprado ticket (en el interior, pensé, bueno en realidad si que soy turista!). Y le dije, que yo queria ir a un concierto, y fue entonces cuando me dijo, que tenia dos entradas para un tributo a Mozart, y que le hubiera pedido a ella recomendación, aunque no quisiera ir al mismo que ella. Solo pensé, a lo hecho, pecho...

Mientras caminabamos, me preguntó ,si habia probado helados en Austria. Le dije que no, y  la verdad, ni habia pensado en dicha opción (cabe mencionar que de las pocas cosas dulces que me gustan, son los helados). Fue entonces cuando fuimos a una heladería, y me dijo que seguro me iba a gustar mucho, tambien me comentó que habia una gran variedad de sabores y colores.
Fuimos, pedimos uno para cada una y puedo decir que es de los helados, mas ricos que he probado en mi vida! (y baratos!).

Entonces, de regreso a la catedral, que es el centro de StephenPlatz, o al menos, pareciera serlo, ella me dijo que ya se iba. En ese momento, yo me despedí de ella de manera normal.  Y ella se me quedó viendo de una manera extraña. No lo entendería hasta mas tarde, que regresé al hostal, y vi que sus cosas ya no estaban.
En realidad ella se estaba despidiendo para siempre, y yo, no la había entendido.
Es una pena no haberle podido agradecer su compañía, conocimiento y pasión. Y no poder dar un abrazo, seguramente pensó que fría esta tipa... (y eso que los alemanes, son fríos).

En ese momento estaba contenta, pensando que mas tarde la vería, así que fui a conocer todos los alrededores sin rumbo fijo. Vi muchas vitrinas y relojes a precios inimaginables. Recorrí iglesias, calles, comercios. Habia mucha gente.
Todos estaban acompañados, contentos, joviales. Y yo, quería consumir todo lo que veía, olía y oía. Tomé muchas fotos. Camine mucho. No se donde estuve. Solo se que todo era impresionante. Una arquitectura tan perfecta, tan elegante y tan imponente.

El reino de Austria, ante mis ojos. Imaginé, cuantas personas habrían pisado las mismas calles que yo recorría. Cuantas personas habían meditado, a lo largo del tiempo, como yo en ese momento lo hacia.

Entre a varias iglesias, unas mas impresionantes que otras. Tableros de oro, figuras religiosas perfectas. Impecable, majestuoso, grandioso!

Seguía recorriendo, y mientras tanto recordaba, el recorrido del día anterior, una ciudad como estancada en el pasado, derruida, nostálgica contra  una ciudad de moda, de élite, de "cache", tan "trending".
Como dos lugares que estaban separados por pocos kilómetros, distaban tanto en cuanto a tiempos, personas...

Comencé a alejarme del bullicio. Entré a calles que se tornaban mas frías, el tiempo pasaba. Quería absorber todo lo que miraba...

Pasé por un escaparate y vi un reloj que llamó mucho mi atención, era triangular. Habían muchos ejemplares preciosos, muchos estilos. Pero ese en especial me llamaba. Seguí caminando. Pero mi mente se había quedado en esa vitrina. Regresé.
Entré a la tienda,  una señora muy amable y elegante me atendió. Me dijo el precio. Era caro, para mi presupuesto, pero era barato en comparación a otros que había visto en otros escaparates.

Era un reloj de cuerda. Me enseñó como funcionaba, todos los cuidados que requería, y yo no quería que me explicara, ya que una parte  de mi sentía pena, porque no podía comprarlo, pero otra parte sentía curiosidad por saber como funcionaba. Era fascinante la explicación.
Empecé a encapricharme, quería el reloj. Comenzamos a hablar de otros temas con ella. Me preguntó muchas cosas. Estaba también fascinada por todo lo que contaba.
Hablamos de como y porque había llegado a Austria, de cuantos hijos tenia ella, a que nos dedicábamos, entre otras cosas. La platica era muy interesante, pero el tiempo corría, y quería seguir conociendo. Mi mente me atormentaba. Quería el reloj, realmente lo quería.
No lo compré. Ella ni se inmutó, pensé que tal vez se molestaría si no lo compraba. Muy amable se despidió de mi desde la puerta.

Llegué a una pequeña plaza, donde parecía haber un pequeño festival. Me transportó a lo que yo creía que eran los festivales alemanes.

Entré, había multitud de locales, era al aire libre. Hacia un poco de frío. Habían cosas lindas, pero sobre todo comida. Tenia mucha hambre. No había almorzado. Eran alrededor de las 4.30 de la tarde.
No compré nada, aunque habían muchas cosas que llamaban mi atención, sobre todo la cerveza...

Decidí que era hora de regresar al hostal , y comer.

Tenia que darme prisa, el concierto era a las 7.00, en Stephenplatz.

Regresé, como toda una experta en el metro. Preparé mi almuerzo. Abundante, caliente, rico. El hostal me abrazaba con su calefacción y ambiente bohemio. Pero tenia que apurarme, no faltaba mucho para el concierto.

Fue entonces cuando subí a mi habitación, para dejar unas compras que había realizado y prepararme para irme. Fue entonces, cuando me percaté, que en la habitación no estaba mas mi amiga. Sentí una gran tristeza , y se me hizo sentido la manera en que se había despedido de mi, horas antes. ¡Como no pude darme cuenta! Como no entendí, que esa despedida, era para siempre...

Ahora su cama estaba hecha, impoluta,  vacía. Como si nadie hubiera estado ahí. Como que hubieran borrado el rastro de una historia.

Llegué a StephenPlatz, un poco tarde. Eran las 7 menos cuarto. Solo quedaban 15 minutos para caminar, y un detalle, que no había tomado en cuenta. Encontrar el lugar. Recordé que eran dos cuadras de la iglesia, y que me daría tiempo, ya que había que caminar poco.

Comencé a buscar, el tiempo pasaba deprisa, no encontraba el lugar. Pedía indicaciones, y cada persona me decía algo distinto.
Detesto a quien se le haya ocurrido nombrar calles y no numerarlas. (Y pensar en la zona 1, están poniendo azulejos con nombre de las calles, y ya no por números...). Maldecía. Miraba mi reloj. Faltaban 5 minutos. No encontraba el lugar. Hacia frío. Preguntaba. Estaba perdida. Estaba cansada.

Finalmente encontré el lugar, el cual me decepcionó , ya que esperaba un majestuoso teatro (era una de las primeras razones por las que quería ir a un concierto en Austria). Era un edificio.
Viejo, un poco olvidado. Subí las escaleras. No pude entrar al salón, ya que estaban ejecutando una obra. La persona de los tickets, me dijo que esperara, y que podía entrar cuando terminara la obra. Esperé, el sonido era delicado. Pero el lugar, no era lo que esperaba. Era como si estuviera en los años 80's. Luz tenue. Parecía una escuela. Tal vez, una escuela de música.

Entré, fui a una silla. Un salón muy sencillo. Aprecié la música. Mil pensamientos invadieron mi mente. Eran jóvenes los ejecutores. Pocos músicos pero muy habilidosos. El tecladista me conmovió. La soprano era muy buena, pero yo imaginé otra cosa.

Podía ver el cuadro de Mozart, a la mitad del salón, con su mirada tan imponente. Es como si estuviera mirándome y diciendo, no estoy aquí, pero si tu así lo deseas, puedo estarlo. No te fijes en pequeñeces, fíjate en la magnificencia de mi obra. Me dejé llevar.
Terminó 20 minutos antes. Un bebé lloraba. Recordé mi cita con el pelirrojo.
Era temprano aun.
No sabia que hacer si quedarme, o irme. La duda invadió mi cabeza. En realidad, comencé a pensar tonterías. Tal vez pensó que yo quería enrollarme, o que yo era fácil. A mi no me gustaba, me parecía simpático, si. Pero solo quería conocerlo. Quería que me mostrara su mundo. Pensé, que tal vez todo era una táctica para venderme la entrada, y solo me habia invitado por decir algo, o tal vez para burlarse y hacer mofa de mi, ante sus amigos. O tal vez estaba desde lejos viendo, y se reia que yo lo estuviera esperando.
¿Que pasaría si se había arrepentido? Y que pasaría si el, también pensaba lo que yo. Y por eso no iría, porque tenia dudas.  Y si pensaba, que  le dije que nos juntáramos, solo por compromiso?. ¿Y si el tampoco estaba seguro de ir?

Seria, él,  una persona de palabra? A donde me llevaría a conocer? Seria aburrido? Seria gracioso? Y si tal vez, era el amor de mi vida? Seria tan amable como en la mañana? Seria puntual?
De nuevo, será que se recordaría, y llegaría?
Miraba el reloj, el tiempo pasaba despacio.

Decidí no esperar. Y me convencí, que era mejor así. Eran las 8.55.

Fue entonces, cuando decidí que quería explorar de noche la ciudad. Subí al metro, y te seguiré contando lo que vi y sentí en la siguiente parte...










































































Video: Video arias Mozart

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