jueves, 7 de febrero de 2019

domingo, 23 de diciembre de 2018

En la oscuridad me encontraste y en la oscuridad me dejaste

Mi bosque, mi preciado bosque está más deforestado que nunca.
Desolado, muerto,vacío , sin una primavera. Con su invierno eterno que no permite retoños...
Así es el invierno de mi bosque, con días menos fríos que otros.
El sol por más que trate de salir,  no calienta, no perdura.

Los árboles que ya existian, algunos mueren , otros ya no logran crecer , raquíticos, sin fuerzas, torcidos desde su nacimiento.

Mi tierra ya no es fértil. No recuerdo la última vez que vi mi bosque verde y floreado, iluminado, poblado.

Por más que trato de sembrar nuevos árboles, son incapaces de germinar. Los pocos que germinan , al tiempo mueren o se quedan pequeños.
Como quisiera que mi bosque volviera a ser espléndido.

Cómo he sido incapaz de apagar los fuegos. Uno tras otro , han dejado a mi tierra infértil.

Y el frio que se siente aquí, se siente allá.

En la oscuridad me encontraste y en la oscuridad me dejaste.

La tarea de cuidar este bosque es difícil. Me canso, me agoto. No sé , si quiero cuidarlo. Pero debo hacerlo.

Debo procurar que el sol se quede más tiempo, para que mis árboles y mi bosque se fortalezca.

Oscuridad, no me persigas más. Te lo imploro.




martes, 19 de diciembre de 2017

Un viaje a Austria - Dia 2 - PARTE 2

Despues de salir del mirador de la catedral, ella (la alemana) me comentó que tenía que ir a hacer unos mandados y que si queria nos juntabamos después. Yo le dije que me quedaría viendo la catedral y que me buscara ahi.

La catedral, impresionante. Al salir, un joven, si de los que estaban disfrazados, se me acercó. Era pelirojo y con una sonrisa me hablo en un idioma que no pude distinguir, al no contestarle rapidamente en ingles me dijo: looking for concerts? (buscando conciertos?)
Solo sonreí, y quería seguir caminando, pero el se puso enfrente y empezó a ofrecerme la diversidad de conciertos que se presentarían en la semana. Me recordó a los "jaladores" del puerto, que por mas que uno les dijera no gracias, ellos insisten.

Continué caminando, y seguía ofreciéndome conciertos, cuando dijo un conjunto de palabras, que posiblemente , era lo que yo queria escuhar: Opera, Arias, Mozart... Entonces, me preguntó en que idioma quería que me hablara. Y me comenzó a hablar en todos los idiomas, yo solo reía.

Al final de cuentas terminé comprándole un ticket para un concierto de 12 arias famosas de Mozart. Una vez, guardé el ticket, me comenzó a preguntar , que haria despues. No podía mas que reír.
Entonces le comenté que tenia varios planes. Insistió. Le propuse horarios y no nos poníamos de acuerdo, por lo que finalmente le dije, que nos juntáramos después del concierto. El mirándome con su sonrisa jovial y sus rizos pelirojos y bastante sonrojado, me preguntó? Pero enserio?
Entonces, riéndome le dije si. Confirmamos la hora , ya que me dijo que la presentación duraba 1.30 a 2 horas. Mi concierto era a las 7. Es decir, quedamos a la salida del lugar a las 9.00. Me explicó que el lugar estaba muy cerca, a dos cuadras de la catedrál. Mi amiga la alemana, me vio y fue a donde estaba, regañandome y haciendome caminar, hizo que nos fueramos. Yo,sonriendo y con un gesto de la mano me despedí de el, mientras me mi amiga me alejaba, aun alcancé a escuchar cuando me gritó : " a la salida, no se te olvide".


Mi amiga , me regañó, y me dijo que parecia turista, que los que estaban ahi , solo servian para engatusarlo a uno, que porque habia comprado ticket (en el interior, pensé, bueno en realidad si que soy turista!). Y le dije, que yo queria ir a un concierto, y fue entonces cuando me dijo, que tenia dos entradas para un tributo a Mozart, y que le hubiera pedido a ella recomendación, aunque no quisiera ir al mismo que ella. Solo pensé, a lo hecho, pecho...

Mientras caminabamos, me preguntó ,si habia probado helados en Austria. Le dije que no, y  la verdad, ni habia pensado en dicha opción (cabe mencionar que de las pocas cosas dulces que me gustan, son los helados). Fue entonces cuando fuimos a una heladería, y me dijo que seguro me iba a gustar mucho, tambien me comentó que habia una gran variedad de sabores y colores.
Fuimos, pedimos uno para cada una y puedo decir que es de los helados, mas ricos que he probado en mi vida! (y baratos!).

Entonces, de regreso a la catedral, que es el centro de StephenPlatz, o al menos, pareciera serlo, ella me dijo que ya se iba. En ese momento, yo me despedí de ella de manera normal.  Y ella se me quedó viendo de una manera extraña. No lo entendería hasta mas tarde, que regresé al hostal, y vi que sus cosas ya no estaban.
En realidad ella se estaba despidiendo para siempre, y yo, no la había entendido.
Es una pena no haberle podido agradecer su compañía, conocimiento y pasión. Y no poder dar un abrazo, seguramente pensó que fría esta tipa... (y eso que los alemanes, son fríos).

En ese momento estaba contenta, pensando que mas tarde la vería, así que fui a conocer todos los alrededores sin rumbo fijo. Vi muchas vitrinas y relojes a precios inimaginables. Recorrí iglesias, calles, comercios. Habia mucha gente.
Todos estaban acompañados, contentos, joviales. Y yo, quería consumir todo lo que veía, olía y oía. Tomé muchas fotos. Camine mucho. No se donde estuve. Solo se que todo era impresionante. Una arquitectura tan perfecta, tan elegante y tan imponente.

El reino de Austria, ante mis ojos. Imaginé, cuantas personas habrían pisado las mismas calles que yo recorría. Cuantas personas habían meditado, a lo largo del tiempo, como yo en ese momento lo hacia.

Entre a varias iglesias, unas mas impresionantes que otras. Tableros de oro, figuras religiosas perfectas. Impecable, majestuoso, grandioso!

Seguía recorriendo, y mientras tanto recordaba, el recorrido del día anterior, una ciudad como estancada en el pasado, derruida, nostálgica contra  una ciudad de moda, de élite, de "cache", tan "trending".
Como dos lugares que estaban separados por pocos kilómetros, distaban tanto en cuanto a tiempos, personas...

Comencé a alejarme del bullicio. Entré a calles que se tornaban mas frías, el tiempo pasaba. Quería absorber todo lo que miraba...

Pasé por un escaparate y vi un reloj que llamó mucho mi atención, era triangular. Habían muchos ejemplares preciosos, muchos estilos. Pero ese en especial me llamaba. Seguí caminando. Pero mi mente se había quedado en esa vitrina. Regresé.
Entré a la tienda,  una señora muy amable y elegante me atendió. Me dijo el precio. Era caro, para mi presupuesto, pero era barato en comparación a otros que había visto en otros escaparates.

Era un reloj de cuerda. Me enseñó como funcionaba, todos los cuidados que requería, y yo no quería que me explicara, ya que una parte  de mi sentía pena, porque no podía comprarlo, pero otra parte sentía curiosidad por saber como funcionaba. Era fascinante la explicación.
Empecé a encapricharme, quería el reloj. Comenzamos a hablar de otros temas con ella. Me preguntó muchas cosas. Estaba también fascinada por todo lo que contaba.
Hablamos de como y porque había llegado a Austria, de cuantos hijos tenia ella, a que nos dedicábamos, entre otras cosas. La platica era muy interesante, pero el tiempo corría, y quería seguir conociendo. Mi mente me atormentaba. Quería el reloj, realmente lo quería.
No lo compré. Ella ni se inmutó, pensé que tal vez se molestaría si no lo compraba. Muy amable se despidió de mi desde la puerta.

Llegué a una pequeña plaza, donde parecía haber un pequeño festival. Me transportó a lo que yo creía que eran los festivales alemanes.

Entré, había multitud de locales, era al aire libre. Hacia un poco de frío. Habían cosas lindas, pero sobre todo comida. Tenia mucha hambre. No había almorzado. Eran alrededor de las 4.30 de la tarde.
No compré nada, aunque habían muchas cosas que llamaban mi atención, sobre todo la cerveza...

Decidí que era hora de regresar al hostal , y comer.

Tenia que darme prisa, el concierto era a las 7.00, en Stephenplatz.

Regresé, como toda una experta en el metro. Preparé mi almuerzo. Abundante, caliente, rico. El hostal me abrazaba con su calefacción y ambiente bohemio. Pero tenia que apurarme, no faltaba mucho para el concierto.

Fue entonces cuando subí a mi habitación, para dejar unas compras que había realizado y prepararme para irme. Fue entonces, cuando me percaté, que en la habitación no estaba mas mi amiga. Sentí una gran tristeza , y se me hizo sentido la manera en que se había despedido de mi, horas antes. ¡Como no pude darme cuenta! Como no entendí, que esa despedida, era para siempre...

Ahora su cama estaba hecha, impoluta,  vacía. Como si nadie hubiera estado ahí. Como que hubieran borrado el rastro de una historia.

Llegué a StephenPlatz, un poco tarde. Eran las 7 menos cuarto. Solo quedaban 15 minutos para caminar, y un detalle, que no había tomado en cuenta. Encontrar el lugar. Recordé que eran dos cuadras de la iglesia, y que me daría tiempo, ya que había que caminar poco.

Comencé a buscar, el tiempo pasaba deprisa, no encontraba el lugar. Pedía indicaciones, y cada persona me decía algo distinto.
Detesto a quien se le haya ocurrido nombrar calles y no numerarlas. (Y pensar en la zona 1, están poniendo azulejos con nombre de las calles, y ya no por números...). Maldecía. Miraba mi reloj. Faltaban 5 minutos. No encontraba el lugar. Hacia frío. Preguntaba. Estaba perdida. Estaba cansada.

Finalmente encontré el lugar, el cual me decepcionó , ya que esperaba un majestuoso teatro (era una de las primeras razones por las que quería ir a un concierto en Austria). Era un edificio.
Viejo, un poco olvidado. Subí las escaleras. No pude entrar al salón, ya que estaban ejecutando una obra. La persona de los tickets, me dijo que esperara, y que podía entrar cuando terminara la obra. Esperé, el sonido era delicado. Pero el lugar, no era lo que esperaba. Era como si estuviera en los años 80's. Luz tenue. Parecía una escuela. Tal vez, una escuela de música.

Entré, fui a una silla. Un salón muy sencillo. Aprecié la música. Mil pensamientos invadieron mi mente. Eran jóvenes los ejecutores. Pocos músicos pero muy habilidosos. El tecladista me conmovió. La soprano era muy buena, pero yo imaginé otra cosa.

Podía ver el cuadro de Mozart, a la mitad del salón, con su mirada tan imponente. Es como si estuviera mirándome y diciendo, no estoy aquí, pero si tu así lo deseas, puedo estarlo. No te fijes en pequeñeces, fíjate en la magnificencia de mi obra. Me dejé llevar.
Terminó 20 minutos antes. Un bebé lloraba. Recordé mi cita con el pelirrojo.
Era temprano aun.
No sabia que hacer si quedarme, o irme. La duda invadió mi cabeza. En realidad, comencé a pensar tonterías. Tal vez pensó que yo quería enrollarme, o que yo era fácil. A mi no me gustaba, me parecía simpático, si. Pero solo quería conocerlo. Quería que me mostrara su mundo. Pensé, que tal vez todo era una táctica para venderme la entrada, y solo me habia invitado por decir algo, o tal vez para burlarse y hacer mofa de mi, ante sus amigos. O tal vez estaba desde lejos viendo, y se reia que yo lo estuviera esperando.
¿Que pasaría si se había arrepentido? Y que pasaría si el, también pensaba lo que yo. Y por eso no iría, porque tenia dudas.  Y si pensaba, que  le dije que nos juntáramos, solo por compromiso?. ¿Y si el tampoco estaba seguro de ir?

Seria, él,  una persona de palabra? A donde me llevaría a conocer? Seria aburrido? Seria gracioso? Y si tal vez, era el amor de mi vida? Seria tan amable como en la mañana? Seria puntual?
De nuevo, será que se recordaría, y llegaría?
Miraba el reloj, el tiempo pasaba despacio.

Decidí no esperar. Y me convencí, que era mejor así. Eran las 8.55.

Fue entonces, cuando decidí que quería explorar de noche la ciudad. Subí al metro, y te seguiré contando lo que vi y sentí en la siguiente parte...










































































Video: Video arias Mozart

martes, 30 de mayo de 2017

Vincent y Elizabeth

Elizabeth escuchando su melodía favorita -sonatina- de su caja de música, recordaba aquellos momentos del pasado; su cuerpo aun estaba ahí pero su mente flotaba por aquellos tiempos en cuando ella salía al hermoso jardín a admirar la belleza natural que la rodeaba.
Aquellos tiempos ella añoraba, cuando la estación marcaba la primavera, cuando florecía el amor, cuando las parejas salían a tomar el sol, cuando los niños salían y disfrutaban de aquella deliciosa brisa de aquellas noches, a veces tibias, a veces frías.
Una noche ella salió de paseo , al cementerio, sintió algo tan agradable y tan tenebroso a la vez pero ella disfrutaba de esa belleza que los demás no sabían apreciar. ¿Algo muerto, que ya no existe? Ya no esta aquí, ¿porque fue así?
Meditaba y pensaba mientras apreciaba aquella dulce melodía, aquella que la hacía recordar, casi volver a llorar por aquello que la agobiaba. ¿Pero que la hacía sentir así? ¿Cuáles eran sus pensamientos?
Regreso aquel día, aquel domingo cuando conoció aquella persona que le hacía latir el corazón.
Aquella persona que siempre admiraba, en silencio, desde su balcón. Aquella persona que la ignoraba cada vez que pasaba delante de él. Su amor era en silencio.
Vincent , un muchacho reservado, a veces callado , muy estudiado. Amigo de nadie, conocido de muchos.
Ese domingo, Elizabeth caminaba, un poco agotada, sintió el deseo de descansar y se sentó a ver el atardecer. El sol se ocultaba y un extraño conocido se acerco y entablo una conversación; era Vincent, aquel muchacho reservado que por siempre lo había mirado, querido y deseado.
Elizabeth un poco extrañada, porque su deseo se había manifestado, se sintió muy a gusto aquella tarde, recordando en su cama que su día había pasado. Ella sentía algo que jamás había experimentado, era algo diferente, algo que ningún hombre la había hecho sentir. ¿Pero que tenia de especial el?
¿Porque le había hablado, acaso estaba interesado? Pero ella no se quería ilusionar, no quería sufrir, le costaba arriesgarse.
Tuvieron muchos encuentros. Fueron a tomar café, al teatro, platicas amenas que jamás terminaban y que día con día se hacían mas y mas interesantes.
Elizabeth quería estar con él para siempre, pero le inquietaba que el no sintiera lo mismo por ella.
Pasados unos meses no tuvo más noticias de él, no sabía que había pasado , ya no la había buscado.
¿Sera que ya no sentía nada por ella?¿O tal vez era un cruel juego que la vida le había jugado?
Se sentía muy triste, el apetito había desaparecido, la naturaleza había cambiado, las hojas marchitas se tornaban, el cielo oscurecía, las caras tristes veía. En su diario todos los dias escribia, deseaba volverlo a ver, era al único hombre al que había amado, al que por siempre amaría, y este se había marchado sin decir palabra, sin despedida, sin decir a donde iba, que había pasado?
El tormento la estremecía, hasta que un día, una vecina a su puerta toco . Ella sin ánimos de su casa salió y la vecina le conto: Aquel joven, su amigo ha muerto.
Elizabeth muy pálida pregunto ¿cómo ha sido?. La vecina asentó y conto: "nadie sabe, se le ha encontrado solo en su cuarto, hace dos días fue el funeral".
Elizabeth solo subió a su habitación y una lágrima broto, de su fina mejilla. Con el tiempo durmio,al nuevo día despertó y solo pensó que todo era un simple sueño. Pero asocio todos los hechos y por fin asimilo la noticia. Vincent había muerto.

La cajita de música dejó de sonar, y Elizabeth un ruido escucho, era su esposo que se asomaba y le preguntaba ¿Estás bien?

Año 2009
 
GOTICO AMOR OSCURO - VERDOLAGA1958 - - YouTube

martes, 4 de abril de 2017

Un viaje a Austria - Dia 2 - PARTE 1

A las 6.00 de la mañana comencé a escuchar ruido de bolsas plásticas. También escuché que alguien estaba empacando y ordenando cosas. Traté de seguir durmiendo, pero el ruido no cesaba.
Después escuché que otra persona abría un locker y también hacia ruido.
Así que dije, bueno es hora de levantarse, comencé a alistar mis cosas. Una de las chicas que empacaba me miro, sonrió y saludó. 
Comenzamos a platicar, me contó que era de Alemania y que le encantaba Mozart. (Genial, pensé). 
Después de unos momentos de charla, me comentó que tenia dos entradas para ir a visitar la casa de Mozart, donde él vivió un buen tiempo con su familia.
Ella hablaba bastante rápido y con un acento alemán bastante marcado, por lo que se me dificultaba entenderle algunas cosas. 
Acepté su cordial invitación. Quedamos a las 9 estar listas en el comedor del hostal. 

A las 9, emprendimos nuestro viaje a Stephansplatz. Mientras nos transportabamos me explicó como se usaba el mapa. Esa era la explicación que necesitaba para poder movilizarme. Todo cobro sentido para mi.
En el camino, también platicamos sobre nuestras profesiones y motivos de nuestras visitas a Viena. Ella me comento que su motivo era un concierto en conmemoración del gran Mozart.

Al bajarnos del metro, a pocos pasos estaba la iglesia San Esteban (Stephansdom), una catedral de lujo, la cual ya la había visto en películas y en fotos, pero de la que desconocía su nombre. 
Fuera y en los alrededores de la catedral, habían muchos muchachos vestidos de caballeros. Habían carrozas con caballos. Verdaderas carrozas. Elegantes chóferes y caballos  trajeados adornaban sin duda las hermosas calles de Viena.
Era como si estuviera en una película del  apogeo europeo.
¡Que esplendor!

Entramos a la casa de Mozart.
La verdad, fue un poco decepcionante entrar, ya que yo suponía que la casa estaría ambientada a como cuando Mozart vivió ahí. Era una casa moderna, pintada de blanco. Sin muebles. Únicamente en sus paredes habían composiciones, borradores, instrumentos, historia y manuscritos. 
Una casa de 3 pisos, en donde por medio de audífonos en el cuál se escogía el idioma , una voz , iba explicando cada objeto que se iba encontrando.
Fue exageradamente emocionante, cuando la alemana me iba explicando todo lo que ella sabia e iba agregando todo lo que los audios no decían, de hecho hubiera preferido que todo el recorrido lo hubiese hecho ella.
Su pasión realmente auténtica, me hizo admirarla y saber que mi pasión por Mozart no se comparaba en lo mínimo a la suya.
Una parte de la casa que me agrado mucho, fue una habitación que aun conservaba mármol y marfil, seguramente la habitación donde nuestro amado Mozart dormía.
En el lugar no se podian tomar fotos, pero rompiendo las normas, tome unas pocas.
Antes de salir, ella me dijo que si quería ir al sótano (uyyy pensé).

En el sótano había una exposición de Falco, del cual desconocía todo. Ella me explicó  que era un artista austriaco muy conocido (se asombró que no lo conociera) que había hecho la canción "rock me amadeus", la cuál era una canción muy vanguardista para la época y el video bastante atrevido para la época tambien. Video: https://www.youtube.com/watch?v=cVikZ8Oe_XA.
En el fondo del sótano se proyectaba el video. Habían expuestos los trajes utilizados en el video y por supuesto la historia de Falco.

Al salir del recorrido, fuimos a la catedral, y le comenté que yo quería entrar, pero que si ella tenia otros planes con gusto nos veíamos mas tarde.
Me comentó que en la iglesia había un mirador, pero que no era la gran cosa. Lo cual me emocionó mucho y le dije que quería subir. 
Así que me acompañó gentilmente. 
Para subir al mirador había que subir una escalera de caracol muy estrecha, en la que habia que pegarse mucho a la pared si alguien iba bajando y la cual no tenia descansos. Subir tantos escalones me dejó agotadísima.
Antes de llegar al mirador había una sala la cual no comprendí cual era su función, pero tome algunas fotos. 
El mirador era una pequeña habitación con telescopios en distintos puntos, desde donde se podía ver el esplendor de Viena.

Lastimosamente, ella me comentó que hay veces que dejan subir hasta el campanario , lo cual hubiera sido grandioso ver, pero en el momento y dia que subimos la habitación con telescopios era el ultimo lugar al que se podía subir.